El Hombre Serpiente, Los
Religiosos y los Ateos.
Después de haber tenido el encuentro
en la cueva, mi manera de pensar y actuar era tranquila, más reservado y
receptivo, menos impulsivo pero eso si no dejado.
Tuve varios encuentros con
Religiosos de diferentes corrientes, y con sus seguidores y en nuestras breves
charlas había afinidad en algunas cuestiones con los LIDERES, pero con los “fieles”
creyentes tuve varias controversias ya que a “golpe de pecho” me insistían en
la existencia de su creador y me hablaban de una escritura la única y verdadera
palabra cosa que con los líderes nunca tuve; tan es así que cuando uno de ellos
me cuestiono si sabia donde estaba el REINO yo le conteste que en mi CORAZÓN,
me dijo que no tenia que decirme más y cerro un libro que cargaba.
A los que seguidores que solo son
eso “seguidores” les he dicho que con la boca mencionan esa palabra en nombre,
pero con sus pensamientos y sus actos hacen todo lo contrario, y molestos se
han ofendido dándome un mote que ni me va ni me viene. Cuando se equivocan se
dicen culpables pero quieren que todo les solucione su protector, nunca hacen
el esfuerzo por enmendar esa acción.
Vamos por la misma vida,
probablemente en desacuerdo pero vamos juntos lo queramos o no.
He conocido también a los No
Creyentes, esos autollamados ateos muy pocos pero sus palabras
concuerdan con sus actos, muy sarcásticos y burlones por cierto pero también muy
llorones y groseros, aunque a varios les he descubierto sin querer que creían en
algo.
Los auténticos ateos a final de
cuentas creen en algo, en ellos mismos, en la ciencia, en la tecnología en el
dinero y el poder, saben que sin eso no son nada, necesitan de algo, de otros, de familia, de amigos…sin esas cosas solo son niños llorones perdidos
en la plaza de cualquier lugar, llorando por su madre… a menudo se fallan a
ellos mismos y le echan la culpa a los demás.
Ah ninguna diferencia hay
entonces en los religiosos y en los ateos que saben una cosa, que solos nunca podrán
hacer nada en esta vida ni en otra, no soportan pues la SOLEDAD aunque digan y
repitan que ellos nunca están solos (y tienen razón) pero cuando lo están, comienzan
a dudar y a maldecir, llorar y gemir, suplicar y orar, no saben que hacer en la
soledad se sienten vacios y solitarios sin estar al tanto que un hueco se puede
llenar con algo.
El Hombre Serpiente los ve y los
escucha el también ha sido como ellos, aprendió a convivir pero ellos aun no lo
aceptan, guarda silencio y no.
Prefiero ser como el niño que
juega, se cae y se levanta, se limpia las lagrimas y decide seguir jugando…
Nessuno Avila M.
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